miércoles, 19 de julio de 2017

HOMBRES MUY ALTOS Y DE FRIÓ GLACIAL (PROF. DR. GUILLERMO TERRERA)


Don Alejandro Mazzaglia, conocido también por su apodo de Cacho, era dueño de un un "mercadito", en el Cerro de las Rosas, barrio de la ciudad de Córdoba, por el año 1962 y su gran pasión, consistía en salir a cazar vizcachas, por lo general a la Pampa de Olaén, en las sierras de Viarava.
 Siempre salía de cacería, con un amigo entrañable, quién lo acompañaba en todas sus expediciones. Esa tarde, luego de los preparativos, salieron a Olaén y ya instalados en el lugar preferido, optaron como de costumbre, a separarse uno del otro, más o menos unos quinientos metros en líneas paralelas a los fines de obtener mejor cacería.
 En la oscuridad de la noche, Cacho Mazzaglía, vio en el campo, una luz muy potente y sumamente recta que calculó sería de otro cazador, pero llamó su atención, el haz de luz que producía. Atenaceado por la curiosidad, se aproximó a dicha luminosidad y cuando estuvo muy cerca, iluminó con su linterna al otro cazador y entonces, pudo ver algo que lo paralizó de temor, pues esa persona que había alumbrado, era de gigantesca estatura, pues medía como dos metros con cuarenta centímetros, todo vestido de negro, con una capa corta de ese mismo color y calzaba botas negras y brillantes, como si fueran de charol o algo parecido.
 Pudo percibir, en los instantes en que se quedó paralizado de terror que un frío glacial, envolvía al extraño ser que tenía cerca suyo y que tampoco advertía su presencia, como si no lo hubiera visto ni le importara, tenerlo tan cerca. El hombre vestido de negro, si tal podemos definirlo, no llevaba arma alguna y en su mano derecha, portaba una especie de vara, de unos sesenta centímetros de largo, la que irradiaba una poderosa luz blanca y recta que se perdía en la oscuridad de la noche.
 Con evidente miedo humano, pues estaba frente a algo desconocido, Cacho Mazzaglia se alejó del lugar sin tratar de iluminarlo nuevamente y sintiendo eso sí, un frío de hielo, en rededor de ese cuerpo tan alto y delgado que tenia cerca suyo. El frustrado cazador de vizcachas, en cuanto pudo, escapó corriendo, de ese ser de otra dimensión y tratando de no iluminarlo, para evitar cualquier reacción de ese ser que se puede catalogar sin temor a equivocaciones que pertenece a otro mundo dimensional.  En contados minutos, Mazzaglia estuvo al lado de su amigo y en breves palabras, le narró lo sucedido. Lo increíble fue que también al otro cazador de vizcachas, le apareció de improviso un extraño individuo, vestido lo mismo que el aparecido a Cacho  Mazzaglía, llevando una varilla en su mano, con la cual iluminaba a cualquier distancia y produciendo a su alrededor, un frío espantoso que podía congelar a una persona, teniéndola más o menos cerca.
 Los dos cazadores subieron rápidamente al auto de Mazzaglia y partieron por el camino, como una exhalación. La experiencia que habían vivido esa noche no la podrían olvidar jamás. Eran sin duda, las mismas personas que habitaban en las profundidades de la tierra, de allí que llevaban esas varillas que no eran otra cosa que "huaras" o "waras", lo mismo que tenían los Diaguitas, Calchaquíes o Comechingones y los incas peruanos.
 Eran los famosos "hombres que no son hombres" que cuantas veces han visto los estudiosos o los lugareños que pasan entre las rocas o penetran en ellas, lo mismo que las vírgenes cósmicas que pasan entre los enmarañados montes, sin dañarse el cuerpo ni sus blancos vestidos.
 Estos seres de formas digamos que casi humanas viven en otra dimensión distinta de la nuestra que es estereoscópica o tridimensional. Ellos son incorpóreos, espirituales o adimensionales. Sus características son similares, pero pueden diferenciarse en pequeños problemas, unos de otros, pero en definitiva, siempre son lo mismo, "hombres que no son hombres".

 Relato perteneciente al libro Cuentos de un Mundo Perdido (Prof. Dr. Guillermo Terrera, 1993, para editorial Patria Vieja, Escuela Hermética Primordial de las Antípodas y Fundación para el estudio de las Ciencias del Hombre).

Pro. Guillermo Terrera

lunes, 10 de julio de 2017

ENTREVISTA A JULIO GOYÉN AGUADO (AÑO 1995) POR JAVIER STAGNARO


Volvemos a publicar, pero esta vez en nuestro canal de YouTube, la única entrevista en audio conservada hasta el momento, al renombrado espeleólogo vasco-argentino Julio Goyén Aguado (1941-1999), hablando sobre la vida de su amigo e iniciador en el secreto de las cuevas de los Tayos, el sabio hungaro-argentino Juan Móricz (1923-1991).