domingo, 22 de enero de 2012

LOS "DESAPARECIDOS" DEL IMPERIO (POR ATILIO A. BORÓN)

Hoy publicamos un más que interesante artículo, tomado de la Web ALAI (agencia latinoamericana de información), escrito por el excelente politólogo argentino Atilio Borón, publicado el día 11/1/2012, donde expresa opiniones que compartimos en su totalidad, junto con tantas personas que creemos que la tan mentada "democracia " norteamericana es una de las farsas más elaboradas de la historia:

Un artículo reciente firmado por John Tirman, director del Centro de Estudios Internacionales del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y publicado en el Washington Post, plantea con crudeza una reflexión sobre un aspecto poco estudiado de las políticas de agresión del imperialismo: la indiferencia de la Casa Blanca y de la opinión pública en relación a las víctimas de las guerras que Estados Unidos libra en el exterior.[1]
Como académico “bienpensante” se abstiene de utilizar la categoría “imperialismo” como clave interpretativa de la política exterior de su país; su análisis, en cambio, revela a los gritos la necesidad de apelar a ese concepto y a la teoría que le otorga sentido. Tirman expresa en su nota la preocupación que le suscita, en cuanto ciudadano que cree en la democracia y los derechos humanos, la incoherencia en que incurrió Barack Obama –no olvidemos, un  Premio Nóbel de la Paz- cuando en su discurso pronunciado en Fort Bragg (14 de Diciembre de 2011) para rendir homenaje a los integrantes de las fuerzas armadas que perdieron la vida en la guerra de Irak (unos 4.500, aproximadamente) no dijo ni una sola palabra de las víctimas civiles y militares iraquíes que murieron a causa de la agresión norteamericana.
Agresión, conviene recordarlo, que no tuvo nada que ver con la existencia de “armas de destrucción masiva” en Irak o con la inverosímil complicidad del antiguo aliado de Washington, Saddam Hussein, con las fechorías que supuestamente cometía otro de sus aliados, Osama Bin Laden.
El objetivo excluyente de esa guerra, como la que amenaza iniciar en contra de Irán, fue apoderarse del petróleo iraquí y establecer un control territorial directo sobre esa estratégica zona para el momento en que el aprovisionamiento del crudo deba hacerse confiando en la eficacia disuasiva de las armas en lugar de las normas de aquello que algunos espíritus ingenuos en la Europa del siglo XVIII dieron en llamar “el dulce comercio.” 
En su nota Tirman acierta al recordar que las principales guerras que Estados Unidos libró desde el fin de la Segunda Guerra Mundial –Corea, Vietnam, Camboya, Laos, Irak y Afganistán- produjeron, según sus propias palabras, una “colosal carnicería”. Una estimación que este autor califica como muy conservadora arroja un saldo luctuoso de por lo menos seis millones de muertes ocasionadas por la cruzada lanzada por Washington para llevar la libertad y la democracia a esos infortunados países. Si se contaran operaciones militares de menor escala -como las invasiones a Grenada y Panamá, o la intervención apenas disimulada de la Casa Blanca en las guerras civiles de Nicaragua, El Salvador y Guatemala, para no hablar de similares tropelías en otras latitudes del planeta- la cifra se elevaría considerablemente.[2]
No obstante, y pese a las dimensiones de esta tragedia, a las cuales habría que agregar los millones de desplazados por los combates y la devastación sufrida por los países agredidos, ni el gobierno ni la sociedad norteamericana han evidenciado la menor curiosidad, preocupación, ¡ni digamos compasión!, para enterarse de lo ocurrido y hacer algo al respecto. Esos millones de víctimas fueron simplemente borrados del registro oficial del gobierno y, peor aún, de la memoria del pueblo norteamericano mantenido impúdicamente en la ignorancia o sometido a la interesada tergiversación de la noticia. Cómo lúgubremente reiteraba el criminal  dictador argentino Jorge R. Videla ante la angustiada pregunta de los familiares de la represión, también para Barack Obama esas víctimas de las guerras estadounidenses “no existen”, “desaparecieron”, “no están”.
Si el holocausto perpetrado por Adolf Hitler al exterminar a seis millones de judíos hizo que su régimen fuese caracterizado como una aberrante monstruosidad o como una estremecedora encarnación del mal, entonces ¿qué categoría teórica habría que usar para caracterizar a los sucesivos gobiernos de Estados Unidos que sembraron muertes en una escala por lo menos igual, si no mayor?
Lamentablemente nuestro autor no se formula esa pregunta porque cualquier respuesta habría puesto en cuestión el crucial artículo de fe del credo norteamericano que asegura que Estados Unidos es una democracia. Más aún: que es la encarnación más perfecta de “la democracia” en este mundo. Observa con consternación, en cambio, el desinterés público por el costo humano de las guerras estadounidenses; indiferencia reforzada por el premeditado ocultamiento que se hace de aquellos muertos en la voluminosa producción de películas, novelas y documentales que tienen por tema central la guerra; por el silencio de la prensa acerca de estas masacres –recordar que, luego de Vietnam, la censura en los frentes de batalla es total y que no se pueden mostrar víctimas civiles y tampoco soldados norteamericanos heridos o muertos;  y porque las innumerables encuestas que a diario se realizan en Estados Unidos jamás indagan cuál es el grado de conocimiento o la opinión de los entrevistados acerca de las víctimas que ocasionan en el exterior las aventuras militares del imperio.
Este pesado manto de silencio se explica, según Tirman, por la persistencia de lo que el historiador Richard Slotkin denominara el “mito de la frontera”, una de las constelaciones de sentido más arraigada de la cultura norteamericana según la cual una violencia noble y desinteresada -o interesada solo en producir el bien- puede ser ejercida  sin culpa o cargos de conciencia sobre quienes se interpongan al “destino manifiesto” que Dios ha reservado para los norteamericanos y que, con piadosa gratitud, los billetes de dólar recuerdan en cada una de sus denominaciones. Solo “razas inferiores” o “pueblos bárbaros”, que viven al margen de la ley, podrían resistirse a aceptar los avances de la “civilización”.
El violento despojo sufrido por los pueblos originarios de las Américas, tanto en el Norte como en el Sur, fue justificado por ese racista mito de la frontera y edulcorado con infames mentiras. En el extremo sur del continente, en la Argentina, la mentira fue denominar como “conquista del desierto” la ocupación territorial a sangre y fuego del habitat, que no era precisamente un desierto, de los pueblos originarios.
En Chile la mentira fue bautizar como “la pacificación de la Araucanía” al nada pacífico y sangriento sometimiento del pueblo mapuche. En el norte, el objeto del pillaje y la conquista no fueron las poblaciones indígenas sino una fantasmagórica categoría, apenas un punto cardinal: el Oeste. En todos los casos, como lo anotara el historiador Osvaldo Bayer, la “barbarie” de los derrotados, que exigía la perentoria misión civilizatoria, era demostrada por su … ¡desconocimiento de la propiedad privada!
En suma: esta constelación de creencias -racista y clasista hasta la médula-  presidió el fenomenal despojo de que fueron objeto los pueblos originarios y liberó a los píos cristianos que perpetraron la masacre de cualquier sentimiento de culpa. En realidad, las víctimas eran humanas sólo en apariencia. Esa ideología reaparece en nuestros días, claro que de forma transfigurada, para justificar el aniquilamiento de los salvajes contemporáneos. Sigue “oprimiendo el cerebro de los vivos”, para utilizar una formulación clásica, y fomentando la indiferencia popular ante los crímenes cometidos por el imperialismo en tierras lejanas. Con la invalorable contribución de la industria cultural del capitalismo hoy la condición humana le es negada a palestinos, iraquíes, afganos, árabes, afrodescendientes y, en general, a los pueblos que constituyen el ochenta por ciento de la población mundial. Tirman recuerda, como ya lo había hecho antes Noam Chomsky, el sugestivo nombre asignado a la operación destinada a asesinar a Osama Bin Laden: “Gerónimo”, el jefe de los apaches que se opuso al pillaje practicado por los blancos. El lingüista norteamericano también decía que algunos de los instrumentos de muerte más letales de las fuerzas armadas de su país también tienen nombres que aluden a los pueblos originarios: el helicóptero Apache, el misil Tomahawk, y así sucesivamente.
      
Tirman concluye su análisis diciendo que esta indiferencia ante los “daños colaterales” y los millones de víctimas de las aventuras militares del imperio socava la credibilidad de Washington cuando pretende erigirse en el campeón de los derechos humanos. Agregaríamos: socava “irreparablemente” esa credibilidad, como quedó elocuentemente demostrado en 2006 cuando la Asamblea General de la ONU creó el Consejo de Derechos Humanos, en reemplazo de la Comisión de Derechos Humanos, con el voto casi unánime de los estados miembros y el solitario rechazo de Estados Unidos, Israel, Palau y las Islas Marshall.[3] Lo mismo ocurre cuando año tras año la Asamblea General condena por una mayoría aplastante el criminal bloqueo a Cuba impuesto por Estados Unidos.
Pero no es sólo la credibilidad de Washington lo que está en juego. Más grave aún es el hecho de que la apatía y el sopor moral que invisibilizan la cuestión de las víctimas garantiza la impunidad de quienes perpetran crímenes de lesa humanidad en contra de poblaciones civiles indefensas (como en los casos de My Lai en Vietnam o Haditha en Irak, para no mencionar sino los más conocidos). Pero esto viene de lejos: recuérdese la patética indiferencia de la población norteamericana ante las noticias del bombardeo atómico en Hiroshima y Nagasaki, y los cables que enviaba el corresponsal del New York Times destacado en Japón diciendo que ¡no había indicios de radioactividad en la zona bombardeada! Impunidad que alentará futuras atrocidades, motorizadas por la inagotable voracidad de ganancias que exige el complejo militar-industrial, para el cual la guerra es una condición necesaria, imprescindible, de sus beneficios. Sin guerras, sin escalada armamentista el negocio arrojaría pérdidas, y eso es inadmisible. Y son las ganancias de esos tenebrosos negocios, no olvidemos, las que financian las carreras de los políticos norteamericanos (y Obama no es excepción a esta regla) y las que sostienen a los oligopolios mediáticos con los cuales se desinforma y adormece a la población.
No por casualidad Estados Unidos ha guerreado incesantemente en los últimos sesenta años. Los preparativos para nuevas guerras están a la vista y son inocultables: comienzan con la satanización de líderes desafectos, presentados ante la opinión pública como figuras despóticas, casi monstruosas ; sigue con intensas campañas publicitarias de estigmatización de gobiernos desafectos y pueblos díscolos; luego vienen las condenas por presuntas violaciones a los derechos humanos o por la complicidad de aquellos líderes y gobiernos con el terrorismo internacional o el narcotráfico, hasta que finalmente la CIA o algún escuadrón especial de las fuerzas armadas se encarga de fabricar un incidente que permita justificar ante la opinión pública mundial la intervención de los Estados Unidos y sus compinches para poner fin a tanto mal.
En tiempos recientes eso se hizo en Irak y luego en Libia. En la actualidad hay dos países que atraen la maliciosa atención del imperio: Irán y Venezuela, por pura casualidad dueños de inmensas reservas de petróleo. Esto no significa que la funesta historia de Irak y Libia vaya necesariamente a repetirse, entre otras cosas porque, como lo observara Noam Chomsky, Estados Unidos sólo ataca a países débiles, casi indefensos, y aislados internacionalmente. Washington ha hecho lo imposible para establecer un “cordón sanitario” que aísle a Teherán y Caracas, pero hasta ahora sin éxito. Y no son países destruidos por largos años de bloqueo, como Irak, o que se desarmaron voluntariamente, como Libia, seducida por las hipócritas  demostraciones de afecto de una nueva camada de imperialistas. Afortunadamente, ni Irán ni Venezuela se encuentran en esa situación. De todos modos habrá que estar alertas.
Horror en Vietnam ¿Quiénes son los "bárbaros"?




[1]“Why do we ignore the civilians killed in American wars?” (The Washington Post5 Diciembre 2011)
[2]  Expertos internacionales aseguran que el número de víctimas ocasionadas por Estados Unidos en Vietnam ronda las cuatro millones de personas. La estimación total de seis millones subestima grandemente la masacre desencadenada por el imperialismo norteamericano en sus diferentes guerras.
[3] Añadamos un dato bien significativo: cuando la Asamblea General tuvo que decidir la composición del Consejo, el 9 de Mayo del 2006, Estados Unidos no logró los votos necesarios para ser uno de los 47 países que debía integrarlo. ¡Toda una definición sobre la nula credibilidad internacional de Estados Unidos como defensor de los derechos humanos! 




jueves, 12 de enero de 2012

TEXTO INEDITO DE JULIO GOYEN AGUADO (CUESTIONARIO)

Como veníamos prometiendo,  hoy publicamos un escrito inédito y a nuestro juicio interesantísimo:  
 Pensamientos escritos y sobre todo preguntas que se hacía este extraordinario espeleólogo, explorador y buscador de verdades ocultas a los profanos, que fue Julio Goyén Aguado.
Pablo Basterrechea y Guillermo Aguirre
 Dicho documento nos fue facilitado por su biógrafo y confidente Guillermo Aguirre, autor de un magnífico  libro sobre la vida de Goyén Aguado y su relación con los famosos “tesoros” de las cuevas de Los Tayos (Lírico y Profundo.  Ediciones LibrosEnRed). Nuestro buen amigo Guillermo, nos autorizó a exhibirlo en nuestro Blog. Tal vez Goyén  pensaba editarlo como parte de algún libro o publicación (aunque no figura la fecha del escrito, creemos que Julio debe haberlo escrito a finales de los '70 o principios de los '80).
 Quisiera que los lectores comprendan la dimensión de Goyén Aguado y lo que escribió, y sobre todo, lo que vio e investigó durante muchos años, ya que él forma parte de los pocos que lograron acceder y ser testigos- invitado por su amigo, el genial explorador  Juan Moricz- del “mundo subterráneo”, y  observar con sus propios ojos, el legado de vaya a saberse qué civilización/es, en las profundidades de las cavernas amazónicas (una gran biblioteca  de láminas de oro y otros metales, grabadas con la historia de humanidades antediluvianas,  y otros objetos estatuarios).
Leamos a Julio Goyén Aguado:



                                      CUESTIONARIO


La idea de este cuestionario es la de ordenar los datos obtenidos hasta ahora de la bibliografía consultada, y plantear, sobre la marcha, las dudas que han surgido. La primera parte está referida a las referencias históricas sobre escritores o personajes históricos que han tenido algún “acercamiento” al tema del mundo subterráneo. La segunda parte contiene dudas generales, datos coincidentes o divergentes en la bibliografía. La tercera parte se refiere a cuestiones que atañen al tema específico de LOS TAYOS-Ecuador.
Julio Goyén Aguado en la selva ecuatoriana camino a la cueva de los Tayos


I.Los datos reunidos, seguramente incompletos, son los siguientes:


1- A comienzos del siglo XVI, Benalcázar, lugarteniente de Francisco Pizarro, sostuvo que los indios ecuatorianos le habían relatado la historia de un “rey de origen divino” en cuya casa no entraba la luz del sol. Los historiadores vinculan este dato con la “leyenda de EL DORADO”.
 ¿Existe vinculación entre “EL DORADO”  Y  el mundo interior?


 2-  En el siglo XVII el reverendo Kirk, de Aberfoyle, Escocia, escribió “LA COMUNIDAD SECRETA DE ELFOS, FAUNAS Y HADAS”. En este libro afirma que esos seres:
Son mitad hombres mitad ángeles
Pueden aparecer y desaparecer a voluntad
 Viven en cuevas subterráneas
Habitaron la Tierra antes que el hombre. Su alta civilización dejó huellas.


3-Paracelso, célebre alquimista y médico  suizo (1493-1541) ya había sostenido que era posible al hombre al hombre establecer “pactos” con aquellos seres.


4- Edward  George Bulbwer Lytton (1803-1873), miembro de la SOCIETAS  ROSICRUCIANA IN ANGLIA y autor del libro “LOS ULIMOS DIAS DE POMPEYA”, escribió también el libro “LA RAZA POR VENIR” donde habla de una raza que habita el interior de la tierra, que reemplazará a la nuestra.


 5-Gustav Meyrink (1869-1932), escritor austríaco. Recibió influencias de Annie Bessant y de un discípulo de Ramakrishna. Sus biógrafos sostienen que poseía “poderes paranomales” y que escribió sobre AGARTHA, centro espiritual que gobierna el mundo.

 6- René Guenón (1886-1951). Iniciado en el sufismo, se convirtió al islamismo en 1912 y murió en Egipto. Entre sus libros están EL ESOTERISMO DEL DANTE y  EL REY DEL MUNDO, en los que se refiere a AGARTHA.


 7- Julio Verne (siglo XIX). Entre muchas obras de anticipación escribió VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA que, según algunos, “es la única profecía verniana que aún no se cumplió” (¿¿??).
G. Gurdjieff


 8- George Gurdjieff  (1972-1949). Taumaturgo ruso, introductor de doctrinas orientales en occidentes (entre otros atributos). A los 25 años realizó una infructuosa expedición al desierto del Gobi, en busca de Agartha.


9- Florencio de Basaldúa (1853-19…). Investigador basko-argentino, inventor, filólogo, lingüística, arqueólogo, ex embajador en el Indostán, amigo personal de Annie Bessant. Autor de ERNÉ, entre otros libros.


 10- Fernando Ossendowski. Escritor polaco que huye de Rusia al producirse la revolución bolchevique. Autor de BESTIAS HOMBRES Y DIOSES. 


11- Saint-Ives D’ Alveydre (1842). Entre sus obras figúran su libro “MISIÓN DE L A INDIA”, donde habla de Agartha. Este autor es citado por Basaldúa  en LA RAZA ROJA.


12- Salomón Mathers (1854) (no se sabe la fecha ni el lugar de su muerte). Fundó la GOLDEN DOWN y habló de la existencia de “SUPERIORES DESCONOCIDOS” que gobiernan el mundo.


13- Ungern Von Sternberg. Aristócrata alemán citado por Ossendowski, que se decía descendientes de templarios, alquimista y que quería fundar una “orden militar budista”. René Guenón fue su biógrafo y estaba iniciado en el lamaísmo.

Algunas preguntas:
¿Son los superiores desconocidos de Mathers los mismos a los que se refiere Ossendowski?
F. Ossendowski
¿Qué vinculación debe buscarse entre “mundo subterráneo” y “alquimia”?
La idea de “orden militar budista” parece esconder una aparente contradicción, si tenemos presente que el budismo no es “belicista”, si se puede usar ese término.  ¿Debe verse en Von Sternberg algo así como el puente entre la sabiduría oriental y la Alemania inmediatamente posterior a Ossendowski.


 14- Annie Bessant. Inglesa residente en la india. Sucesora de Helena P. Blavatsky en la conducción del movimiento teosofísta y amiga personal de Florencio de Basaldúa.


 Nota: se atribuye a Blavastsky la posesión de las “ESTANCIAS DEL DZYAN”, considerado como el libro más antiguo de la humanidad, en el que, según Jaques Bergier, se probaría la antigua llegada a la tierra de seres extraterrestre. En ese libro. Se dice, está contenida toda la sabiduría posible.
 Pregunta: ¿qué vinculación debe buscarse entre el tema del mundo subterráneo y la teosofía?


II.Cuestionario sobre la bibliografía consultada


1- El tema que más nos ha preocupado es el referido al APOCALÍPSIS.  Los libros hablan de que vivimos en tiempos previos a un suceso de esa magnitud.
 Horbiger, científico de la Alemania Hitleriana, sostiene que se produciría con la caída de la Luna a la Tierra, algo así como una catástrofe natural. Se podría decir que esa catástrofe natural podría ser una inclinación del eje terrestre, que traería cambios climáticos de envergadura. Sin embargo, Ossendowski afirma que los habitantes del mundo interior tienen poder para desviar a voluntad ese eje, con lo que la catástrofe, de natural, pasa a ser inteligentemente dirigida. David Foreman, científico de la NASA, de la universidad de California, dijo hace poco que nuestro planeta puede ser trasladado a otra galaxia usando como combustible el hidrógeno pesado del agua de los mares. Esto podría hacerse ante la posibilidad de que el sol se apague, pero aseguró que aún no está desarrollada esa tecnología.
 Pregunta:
 a)  ¿los habitantes del mundo interior poseen esa tecnología, o se trata de otro tipo de fuerza?


 b)  Según Polo, y atendiendo al “informe Brodie”, la “catástrofe” será evitada. Raymond Bernard, en LA TIERRA HUECA,  sostiene algo parecido, arguyendo que los habitantes del mundo interior, evitarán un desastre nuclear.
 Polo transcribe la “historia” de los habitantes del mundo interior, señalando que la autodestrucción de  de la que habían sido  víctimas había sido una “gradual” contaminación del ambiente por mal uso de la energía nuclear. En este caso, sea “guerra nuclear” o “contaminación gradual”, se trata del hombre destruyéndose a sí mismo.
 La pregunta es: ¿Habrá tal desastre? ¿Está dirigida la voluntad humana para que se produzca? ¿Será evitado? ¿Hay manera de saber esto?


 c )  ERNE, de Basaldúa, contiene un hermoso poema referido a la montaña:
 “La montaña es mansión para elegidos, es patria de los libres, refugio de los buenos”.
 ¿Insinúa que de producirse un “APOCALÍPSIS”, algunos se salvarán?  Si es así, y atendiendo a lo escrito por Brother Philip, ¿es cierto que se está produciendo un “reclutamiento” de quienes van a salvarse?
Broher Philip dice que habrá una catástrofe purificadora, luego de la cual el hombre heredará la divinidad, y que hay que buscar la salvación en las alturas. Luego dice que cuando lleguen los maestros del espacio hallarán solo a aquellos que fueron elegidos por los maestros para viajar al Santuario interior.
 La pregunta es:  ¿qué vinculación existe entre el tema “intraterrestre” y el “extraterrestre”.

e) La “salvación”,  ¿es privativa para aquellos que buscan la perfección y la elevación hacia una condición distinta? ¿Siendo mejores tenemos acceso al mundo interior, o seremos mejores solo después de haber estado allí?


f) Esto obliga a la pregunta sobre el porqué de la existencia humana.  Según Horbiger, hubo cuatro  lunas y cuatro humanidades. Ernesto Cabrejo nos dijo que hubo dos humanidades anteriores. Nos preguntamos si hubo un plan de que esto fuera así, y con qué objetivo.
 Brother  Philip sostiene que la permanencia del hombre en la Tierra es transitoria, “hasta tanto aprenda algunas cosas”.
Vijoyananda
 El Swami Vijoyananda escribió que el hombre fue puesto en la Tierra para desarrollar su dimensión divina.
 ¿Philip y el Swami están hablando de la misma cosa?
 ¿La evolución está planificada? Si la respuesta es sí, la siguiente pregunta es: ¿planificada por quién? ¿En qué consiste la “dimensión divina”?


 2- Las escuelas de sabiduría que existen hoy,  ¿son custodias de un saber científico de las humanidades anteriores? El Mahabharata, milenario libro de la india, considerado como uno de los pilares de la doctrina vedanta, cuenta las guerras humanas en la que intervienen los “dioses” con sus “armas celestiales”, “armas mágicas” y “carros con los que se elevan al cielo”. Uno de esos dioses es Krishna, o inmediatamente surge la pregunta sobre Ramakrishna y la filosofía vedanta.
 Preguntas:
 a) ¿Es correcta la vinculación hecha entre la sabiduría esotérica con  saber científico de “ayer”?


b) Ossendowski relata que los dioses recorren el mundo subterráneo en “extraños carros”  con los que desarrollan velocidades fabulosas. ¿Tiene esto algo que ver con los Ovni?
 En cuanto al tema Ovni, Raymond Bernard (LA TIERRA HUECA)  dice que los intraterrestres le han hecho creer al hombre que los Ovni vienen del espacio, para desviar su atención, “hacia arriba”, e impedir así una guerra entre el mundo subterráneo y el mundo de la superficie.
¿Es esto cierto?
 ¿La cuestión “extraterrestre”, debe ser considerada totalmente equivocada o es equivocada la manera en que trata el tema la literatura de moda?


H. Horbiger
 3- La lectura de las ideas de Horbiger en EL RETORNO DE LOS BRUJOS sobre las distintas humanidades nos llevó a relacionar  con otra coincidencia que hallamos en los libros leídos: casi todos los autores que hablan del mundo subterráneo tuvieron (o se pretendió que tuvieran) alguna relación con el nacional socialismo alemán.  Llama la atención, por ejemplo, que los alemanes hayan hecho tantas investigaciones en materia de medicina y genética, y en cuanto a la búsqueda de una “pureza racial”.
 Preguntas:
¿La misión de Hitler era la de ejecutar una mutación?
 Si es así, ¿quién le encomendó esa misión?
¿Se equivocó en cuanto al camino elegido, o se adelantó a las “órdenes” recibidas 
¿Debe vincularse su  “misión” al superhombre del que hablaba Federico Niesztche?
Juan Norberto Comte escribió una vez que algunos ideólogos del nacional socialismo creían en la existencia de dos mundos interiores: Agartha (reino del bien y lo espiritual y Shampullah (reino del mal y lo material). Estos reinos están, según los hombres que Comte dice haber consultado en guerra constante, y Adolfo Hitler estaría vinculado al “reino del mal”.
¿Qué hay de cierto en esto?
¿Existen el bien y el mal?
Hitler consideraba que los judíos, los gitanos y los negros no eran seres humanos. Ossendowski escribe que los gitanos vivieron en Agartha algunos siglos, pero que después volvieron a la superficie, no sin antes haber aprendido algunos secretos.
¿Por qué Hitler persiguió a los gitanos?
¿Por qué persiguió a los judíos? 


III. Ossendowski, Polo, Philip y Basaldúa, coinciden en muchos datos contenidos en el primer capítulo de  EL ORO DE LOS DIOSES  de Erich Von Daniken: existencias de bibliotecas conteniendo la verdadera historia de la humanidad, zoológicos en estatuaria, túneles que recorren el interior de la tierra, etc.
Hasta aquí no hemos puesto en duda la existencia del mundo interior, pero surge una pregunta:
¿De dónde viene la lava de los volcanes, si el centro de la tierra está habitado?
¿Sabe Moricz el contenido de la biblioteca metálica que halló?
Ossendowski dice que las cavernas del mundo subterráneo en Asia se conectan con América: ¿Es este el hallazgo de Moricz?
Juan Moricz
Hace algunos meses, el diario Clarín investigó la desaparición de aviones cerca de Cuenca, Ecuador, y se trató de vincular la cuestión al tráfico de drogas. ¿Tiene algo que ver el tema con el mundo interior? Mucho se dice de secuestros aéreos por parte de extraterrestres en las Bermudas y otros lugares, y no puede dejar de pensarse que quizás esas desapariciones tengan más que ver con intraterrestres que con extraterrestres, pero esto es una sospecha intuitiva. ¿Qué hay de cierto en esta sospecha?


IV. Otras preguntas:
Almirante R. .Byrd
¿Quién fue verdaderamente e almirante Byrd? ¿Es cierto lo que cuenta Bernard en su libro?
 ¿Qué buscaba el coronel Fawcett en el Amazonas?
El astronauta Neil Armstrong está citado en numerosa bibliografía como “testigo Ovni” en la Luna.  ¿Hay relación entre este dato y el hecho de haber participado en 1976 de una expedición a los Tayos? ¿Armstrong fue llevado por los expedicionarios o tuvo otra motivación?
Un militar ecuatoriano, el astronauta Neil Armstrong y Julio Goyen Aguado durante la expedición inglesa a la Cueva de Los Tayos (1976)
Próximamente otro ensayo escrito por Julio Goyén Aguado...